Reina de reinas,
ella es la más bella,
por encima de cualquiera,
siempre será mi estrella.
Siempre arriba, surcando navíos difíciles,
las tormentas acechaban, grandes mares hostiles,
pero acababa encontrando su tesoro,
que no valía su peso en oro,
porque familia se llamaba
y con la llave de su corazón siempre le guardaba.
Familia se enamoró de ella,
de sus ganas de vivir,
de dejar en la historia una buena huella,
si os cuento esto solo pido,
que tengáis siempre en mente la historia de aquella,
créeme, no es ninguna leyenda.
Se comprometió a ser madre,
junto con otro capitán de navío, mi padre,
los dos construyeron su propia nave,
con esfuerzo, cariño y humildad,
se dieron cuenta de que esa era la clave,
que lo bueno ante todo es la calidad,
y en eso ellos tienen del éxito la llave.
Vestida de blanco y entre orquídeas,
Estrella se casó con Tomás,
marineros acudieron a tal recital,
de importante reconocimiento mundial,
la noticia corrió por todo el mar,
y juntos de viaje a unas islas fueron a disfrutar.
Con amor y delicadeza nació Laura,
con carita de inocencia,
ellos aun con su poca experiencia,
la mimaron con mucha paciencia.
Daniel fue la segunda prueba de amor,
a los pocos meses el pequeño nació,
rasgos de su madre él adquirió,
aunque los fue modificando mientras creció.
Las noches eran largas,
la reina no pisaba la cama,
cuando uno no lloraba,
el otro necesitaba un regazo y ella siempre atenta,
con mil amores le abrazaba.
Tras siete años de lunas llenas,
cada vez estaba más resplandeciente Estrella,
que tiró del carro trabajando,
y llegando a casa y como no, criando.
Fue entonces cuando los capitanes decidieron aumentar su tripulación,
y un niñito moreno vio la luz del sol,
Tomás le llamaron tras darle la bendición,
y en un ámbito numeroso el infante se crió.
La alegría rebosaba los límites,
pero pronto mamá comenzó a ponerse triste,
sus hijos no la dejaban tiempo libre,
pero que sepas que la buena decisión siempre escogiste.
La mirada cansada, ojeras marcadas,
culpables hemos sido de esta silenciosa desgana,
pero te juro que cada vez que sonríes,
mi ánimo se eleva hasta las nubes,
¿no me crees? Hágamos la prueba y sube.
Me despido de aquí mi reina,
pero sabes que nunca de tu corazón lo haré,
sigue surcando mares y tempestades,
al pie del cañón, estamos contigo,
somos familia y además buenos amigos,
las noticias traen a veces malas rachas,
a superarlas y sacar una sonrisa bien ancha.
Estamos aquí, siempre lo hemos estado,
y si alguna vez has sentido que te hemos abandonado,
te pido perdón en nombre de todos,
siempre te hemos amado.
Tú vales precio infinito,
yo solo sigo adelante con tu voz en mi mente,
hazme caso, todo esto es lo que mi interior siente
y a través de un papel firmo claramente,
que te quiero y que eres tú mi suerte.