Young, wild girls.

Young, wild girls.

lunes, 16 de abril de 2012

Me obligó a marcharme del lugar donde empezó todo, me condujo a empezar una vida nueva.

Mi drogodependencia a sus labios no me dejaba dormir, me hería en sueños y resonaba en mis oídos excavando lo más profundo de mi cuerpo. El dolor era insoportable y los días pasaban sin él convertidos poco a poco en un infierno. Sabía que me estaba hundiendo y nunca llegaría a tocar el fondo, era irremediable toda esa situación. Era consciente de que necesitaba un cambio, una nueva imagen y sobre todo, un nuevo pasatiempo que me hiciese tener la cabeza ocupada en otras cosas. No tuve que elegir nada porque de repente una mañana me desperté con la necesidad de mirar por la ventana, hinchar los pulmones de aire y levantar la cabeza bien alta, como yo me merecía. No sé cual fue el momento en que traicioné mi sentimiento de culpa y me volqué en mi misma pero estoy segura de que fue una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida. Ahora nunca más me pisarían, no volvería a ser un estorbo para nadie ni nadie se convertiría en un Dios del cual tuviese que depender como una maldita adicta. Mi actitud había cambiado y con ella me había transformado en otra persona.
 ¿Por qué yo lloraba por alguien que no había malgastado ni una lágrima por mí? Radicalmente me propuse a mi misma no darme por vencida nunca más, levantarme y luchar por lo que estaba oculto en mí, decidí sellar con el silencio toda esa historia que solo me condujo al infierno.

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