Anoche me desperté de un sueño prácticamente utópico, la vida era tal y como me la imaginaba hace años, cuando jugar era lo típico, cuando mi cerebro no era un mar caótico. Tras volver a la realidad decidí levantarme aunque era demasiado tarde, mi mente se encontraba también más que despierta y comenzó a ponerse manos a la obra, siempre alerta. Le pregunté por mi ritmo de vida, le dije que calificase a la humanidad basándose en su grado de humildad y como no, de bondad. Ella siempre atenta, con la cara bien descubierta comenzó a soltar por su boca, como una amenazadora escopeta.

"-¿Sabes lo qué nosotras pensamos? Que para el hombre la mayor de las virtudes es a su vez el mayor de los defectos. Hacen una montaña de un granito de arena y todo eso desemboca en un amargo estado de pena, desconformismo e inmadurez que hacen del hombre un ser -créeme-,bastante cruel. No me ciño a mis ideas, amplio mi frontera a la razón que de todas las teorías siempre usa la verdadera. Razón me apoya, se solidariza con vosotros y se ablanda, separando el peso de la balanza en dos partes que me hacen perder confianza, haciendo disminuir el grado de esperanza."